martes, 27 de octubre de 2009

Clímax En Prefacio.

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Valeria Contreras.



Es su cuerpo el que veo desde lejos,

Sentada desde la barranca,

Contemplando el mar.

Su cabello brillante oscila en el viento

Sus labios marítimos humedecidos de furor.

Cristalina la brisa en sus ojos

Yace un rubor que desliza sus mejillas…



Las nubes cubren el cielo,

Se hace inmerso.

El humo de su cigarrillo imperecedero.

Su mirada introversa, perdida en su lecho.



¿Qué sería de mis ojos?



Mis brazos cubren

La pronta llegada

De esta mariposa que irrumpe

El curso del tiempo…

Mientras abre el paso al huracán

que golpea sus pechos.

Es mi apacible suspirar

Como un alma impaciente,

Andante entre tu arena y mi mar.



De incandescencia es su mirada

que cubre mi niebla…

Desvanece la paz

Que perdida adormece lo irascible



Los rizos despiertan al ocaso…

Un ocaso que

con su impaciente furor

Espera el equinoccio

Y cubro su puericia

En este clímax que sangra,

Funde la mía y la hace tibia…




Y vuelvo a retratar:

Todo este camino parece idealizado

Envuelto de instantes y fragmentos

Y que en prefacio quedan nuestros cuerpos intangibles
y es…_________________________la esencia,
______________________________________el karma,
____________________________________________tu regazo



Que en este instante

Baila insaciable a la espera

De la noche.


Internodio.

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Valeria Contreras.


Y es el sentido seguir en el internodio.
Es hora de no contar más,
ambulante, somnolienta corre por las
calles frías esperando y encontrando la luz
que escapa cuan supernova, tu haz ha muerto.



Hoy pensamos qué será cual viento nos
intercepte de sentidos inertes, incapaces de soñar...

Son tus ojos los que hacen volar,
y de tu voz escapo,
son las veces en que he sentido el viento,
en que todo a su pesar, no hay más nudo.

Es el azul el que me hace vibrar
y nuestra miel suspira.
Son los sonidos de las campanas, __________________ más allá
las que en el hondo silencio, frío e incapaz
despierta nuestros lechos,
la hora en que te pronuncio, un adiós no musitado.

Contar cuantas veces desollé su piel;
mi cabello impuro, tambaleante, desvanecedor roce,
y el reloj se ha detenido.



Cielo.

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Daniela Silva.



Matices cambiantes
flor de mediodía, brillo sin luz,
mantiene sus pasos
hacia el antiguo trayecto.

Cuando aparece se transforma,
no se sabe quién es.
Pero siempre es la misma,
alucina llanto tristeza y alegría.

Con la oscuridad hipnotiza
danzando perpetua,
en el sueño del día
del bullicio flota
al encuentro de sus hijas.

(pero cambia)

Por el bien de todos no avisa,
aparece
interrumpiendo el transcurso
de sus pies

Ciertos días todo flórese,
en otros todo muerto.
Misteriosa siempre
ostentosa aparición
ovacionan
reclaman

cuando no estas
te extraño.

Gozo.

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Daniela Silva

Me mantengo cerrado a tus entrañas
camino sigilosamente en tu abismo.

Me regocijo en la pureza
y desgarro la soltura de tu esencia intima.

En las carisias de la bramura me sostengo
En los largos lazos de tu hierro cristalizado

Fruto inmaduro sabroso a mis labios.

Hay en ti un movimiento pequeño
que grande será en nuestras entrañas
producto del gozo, en fruto convertido.

Metáfora Negra.

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Jorge González

Negros horizontes auguran estos versos
futuro oscuro en noches de intenso carbón
penumbras tendrán los ideales nacientes
y hasta la umbra caerán las conciencias.
Atardecer es el comienzo inevitable
de las ilusiones en grandes manos blancas
que en un mundo de sueños en crepúsculo
los cuervo de albo plumaje no reinarán.

Se nublaran los pasajes más recónditos,
y en sus recovecos el musgo crecerá
con gran espesura y firmeza impasible
será su avance un redoble de tambores.

Y cuando el imperio de la luna albina
sea sitiada por el cosmos eterno
se caerán esas estrellitas blancuchas
por hostigamiento, muerte o inducción.

En tanto comience la tormenta nocturna
y que con sus brazos inspirase gran terror
comprenderás esta falsa encrucijada
al resguardarte en el ébano inmaculado

Manos Cansadas.

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Jorge González

(En oscuro amanezco
cada día nace en muerte
del que me quema el cuerpo
del sadismo no se abstiene)


Agua fresca se calienta
mas paja que té al fuego
pa` que el viejo no se caiga
y resista el aguacero

Chiquillo pecho me pides
pero no alcanza el tiempo
pa` la vaca alfalfa llevo
y falta el almuerzo hacer

Que pa` llenar la olla
las manos han de doler
que aunque se parta la espalda
a mis críos protegeré

Sigue la segunda jornada
el potente rayo que cala
no solo la piel se seca
también los sueños y anhelos

Llega el viejo a la casa
prendo el fogón con leño
mas paja que té no bastan
mañana oscuro amanezco

ANSIAS.

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Elisa San Martín

Quiero tocarte lento
Con los dedos mojados de fuego

Quiero estrecharte suave
Con mi pecho fundido sin ego


Quiero acariciarte tibio
Con mis ojos exultantes de lava

Quiero mojarte despacio
Con la sangre que me grita y clava


Quiero morderte intenso
Con mis labios frutos de ramas

Quiero asfixiarte entero
Con mi cuerpo que prende en llamas.

COMO MI CARAMELO PREFERIDO.

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Elisa San Martín









Como mi caramelo preferido
de importación fugaz en mi boca
te deshaces sobre mi lengua húmeda
que casi hierve cuando te toca

Como mi caramelo preferido
llenos los ojos dulces con miel
cobertura de berrie en los labios
y azúcar flor en toda la piel

Como mi caramelo preferido
con un toque de licor como destello
tus manos envolviendo mi cintura
y tus dedos embriagándome el cuello

Como mi caramelo preferido
desabastecida me encuentro
placer efímero del cielo a la tierra
que no disfrutaré por un largo tiempo.

AVIDEZ.

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Pedro Herrera

Las ansias me recorren
Anidan en mí
Tallando guaridas
Creando galaxias
Avanzan por mí cuerpo enhiesto
Navegan por mi piel Inundándola
Las ansías por ti, me gobiernan
Y mis latidos anticipan tu llegada
Te anuncian
Cabalgan por mi pecho
Como caballos de rojo fuego
Inquietándome, incendiándome
Porque todo arde, cuando te presentas con tu andar misterioso.
Escultura imantada, has calcinado el frió oculto de mis
inviernos
Tú destrozas los témpanos que me acechaban
Al verte, mis ojos destilan mil llamas,
Y mis miradas desembocan en ti como un indomable río de lava.

Guitarra.

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Pedro Herrera

Del bosque soy solo un fragmento sonoro

Emergen mis gritos de cada árbol que muere

Arando los vientos con mí canto primitivo

Antes de ser, fui semilla raíz tierna y risueña

Abriendo la tierra con mis manos de niña

Alzando mi ruido entre la hierba

Madurando mi voz en la astilla.

Voy desgranando los nudos del silencio

Y las amargas soledades mezquinas


En mis entrañas llevo gravada la música

Como un perpetuo camino de arcilla

Ángel Maldito.

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Gabriela Rodríguez

Mi lado oscuro se desata

la maldad hierve incesante

por las oxidadas tuberías de mi cuerpo

brotando burbujeante y espesa por mis ojos

estos ojos de ángel caído

estos ojos de absoluta e infinita perdición

que vieron al mundo caer


el día en que quise ser como él.


Condenado fui a

arder eternamente entre las llamas

pero de mis restos

calcinados mil veces

renací como el fénix

alimentado por el odio y la venganza

y aunque a veces sueño con usurpar tu trono

me conformo por ahora

con la fe de tus hijos.



¡Pero cuídate te advierto!


porque cuando todas sus almas

estén manchadas de alquitrán

mi ejército se alzará de las tinieblas

y el infierno se hará en la tierra.

Sentidos.

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Gabriela Rodríguez

quisiera que mi lengua

probara cada continente

que mis pupilas

caminaran por las olas del mar

que mis oídos

lloraran cantos de ballenas

y que cada centímetro de mi piel

respirara un poquito de miel.

ESPEJOS SUBTERRÁNEOS.

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Fernando Trincado Araya.

(Fragmento)

Corren, corren
corren los trajes nuevos y los gastados de esos bien gastados como tela de cebolla corren los jóvenes saneados y los marchitos corren los que tropiezan constantemente corren sin conciencia los niños sin cariño las mujeres infelices y los hombres ignorantes corren los muchachos mortecinos y aun las muchachas hermosas corren las de mediana edad los escolares perdidos los hombres sucios las sacrificadas los borrachos corren los tranquilos corren los libres los felices los normales los cansados los callados los casados corren los despreocupados los que tienen estilo y los con “estabilidad domestica” corren los grotescos los tiernos, los abandonados corren los insensibles, y la gente simple corren los que nunca vieron más allá. Y los con un futuro mediocre.
Corran, corran que ya sonó el timbre
y el vagón va a cerrar las puertas.

Caminos orgásmicos y egoístas.

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Fernando Trincado Araya.


¿Cuánto espacio?
¿Cuánto vacío?
¿Cuánto tiempo hay?
¿En que se mide?
¿Qué es lo que pasa?
Desde que mis dedos atrevidos
Recorren el más húmedo de tus secretos
Hasta un sueño de un segundo
Mientras yo me elevo.